El 26 de abril se celebra el Día Internacional de la Visibilidad Lésbica, una fecha que las mujeres utilizan para reclamar la igualdad de derechos y recordar que ocupan un lugar en el espacio público.
Artículo publicado originalmente en Nómada el 26 de abril de 2018.
Por Mercedes Azurdia.
Hace años fui con un grupo de amigos a una famosa discoteca gay en la zona 4 de la Ciudad de Guatemala. Era viernes y llevaba ropa de trabajo casual – jeans y blusa de manga larga – y mi pelo estaba a punto de cobrar vida propia.
Al llegar, me dijeron que no permitían la entrada de mujeres con mi estilo. Es decir, que no estuvieran arregladas, que no usaran maquillaje para ocultar las imperfecciones y que no vistieran tacones. Indignada, estaba a punto de irme, pero decidí entrar porque un amigo se encargó de abogar por mi ingreso para no arruinar la noche. La pasé muy bien y bailé toda la noche, pero no volví.
Historias similares a la mía las he escuchado, una y otra vez, en círculos de mujeres lesbianas y de la comunidad LGBTIQ. Lo que más indigna es que la discriminación proviene, en muchos casos, de personas que han pertenecido a grupos tradicionalmente excluidos y que han debido ganarse a pulso su espacio y el respeto de sus pares.
Esta es una de las razones por las que las lesbianas necesitamos hacernos más visibles y celebrar nuestra diferencia. Hacerlo es un paso fundamental para romper con el machismo enraizado en la sociedad e incluso entre la comunidad LGBT.
El machismo nos afecta a todas las mujeres, pero en el caso de las mujeres lesbianas sus efectos pasan casi desapercibidos. Anécdotas e historias abundan y circulan entre amigas, pero no se traducen en denuncias, quizá por la convicción de que exponer el daño no hará nada para impedir que vuelva a repetirse. Muchas mujeres, tanto heterosexuales como lesbianas, bajamos la cabeza, nos tragamos nuestro enojo e indignación y tratamos de evitarnos problemas en el futuro. Grave error.
Lo que callamos las mujeres lesbianas
Lo cierto es que no salimos mucho, ni solas ni en pareja, porque el acoso hacia las mujeres lesbianas es una amenaza real y hay pocos espacios seguros. Los hombres actúan como que tienen el permiso de hacernos cualquier propuesta no deseada y a menudo reaccionan de forma violenta cuando son rechazados. No hay muchos bares específicos para lesbianas y aún los lugares “amistosos” no son muy frecuentados por otras mujeres. El sentido común nos dice que salir por la noche aumenta la probabilidad de ser violada o asesinada en un país donde ese tipo de crímenes goza de impunidad casi absoluta.
A esto se suma que las mujeres tenemos menos ingresos que los hombres por hacer el mismo trabajo y eso limita nuestro poder adquisitivo para salir y gastar de la misma manera. Además nos hemos creído algunas estupideces que nos enseñaron, como que tomarse un trago sola “es de putas”, que estar solteras es sinónimo de no ser deseadas o, peor aún, que la mujer no vale nada si no está acompañada de un hombre.
Romper los esquemas: También los propios
Todas estas razones surgen de un machismo enraizado en nuestra sociedad que ha institucionalizado la violencia de género. Pero ese sistema no se sostiene exclusivamente sobre la base de hombres – cisgénero o transgénero, gays o heterosexuales – que discriminan a las mujeres y a las lesbianas en particular. También nosotras hemos reproducido los mismos estereotipos y discursos que nos mantienen oprimidas.
Las mujeres rechazan a las lesbianas por no ceñirse a la idea tradicional de mujer. Pero también existen grupos radicales que nos rechazan por no ser completamente disidentes, como cuando una persona mayoritariamente lesbiana se siente atraída por un hombre, por ejemplo, o cuando se viste y expresa su identidad de la manera en que las mujeres lo han hecho.
Esa pulsión por reducir todo a conceptos binarios no se elimina con facilidad. Tenemos siglos de aprender a categorizar a las personas y juzgarles antes de reconocer y valorar su individualidad. Algunos miembros de nuestra comunidad LGBTI replican estas ideas dañinas sin reflexión, por lo que es importante que exista un componente de autocrítica.
Que este Día Internacional de la Visibilidad Lésbica sea un punto de partida para la autocrítica, para desaprender los conceptos que heredamos de una sociedad cerrada y estática, para cambiar nuestra actitudes y para realmente abrazar y celebrar la diversidad en todas sus expresiones.
Ojalá así podamos borrar el clasismo, racismo, machismo y otras formas de discriminación de nuestros círculos, y mostrar con el ejemplo cómo se practica la inclusión y se valora la diversidad.