Familias diversas: Los niños y niñas merecen crecer en hogares llenos de amor, protección, gozo, apoyo, seguridad y límites. El género de quienes vivan en ese hogar no debería importar.
En nuestra serie de eventos Pieles, en que hablamos sobre aquellas ideas que atraviesan nuestra existencia e identidad, decidimos conocer la situación de familias diversas en Guatemala. Para ello, nos contaron sus historias Jackelin Rodríguez, Jimena Pons Ganddini y Fernando Meneses-Cole.
Jackelin modera la conversación y al introducir su idea de familia la definió como un «grupo social que está unido por relaciones de afecto». Y cada familia, como la suya, atraviesa un proceso de construcción y redefinición de su propio concepto. Partir de esta autonomía en la forma de definirse es importante, porque así como no todas las familias tienen un propósito reproductivo y de crianza – incluso desde la heterosexualidad hay familias sin hijos –, tampoco se trata únicamente de una figura y composición única.
Fernando Meneses-Cole, maestro urbanista y arquitecto, vive con su esposo Kevin desde 1996. Se conocieron en Guatemala y han vivido en Estados Unidos y Antigua en los últimos años. Actualmente están tramitando su residencia, y para esto, la falta de reconocimiento de su matrimonio es un obstáculo. Pero Meneses también enfatizó que vivir de forma visible como una familia diversa también ayuda a ir cambiando actitudes del resto de personas con las que interactúan.
«Es común tener temor al rechazo que pueda darse al presentar a nuestra familia ante la sociedad. Pero ir poco a poco ha ayudado a que más personas puedan ir reconociendo la diversidad familiar y que nos comprendan mejor», explicó.
«Me ha costado mucho definirme como lesbiana», explicó Jimena Pons, «Pero aprendí a hacerlo porque encontré a alguien que respeto y amo, y que es de mi mismo sexo». La etiqueta tiene una connotación política a la que se resistió durante algún tiempo, pero su enfoque para adoptarla poco a poco ha sido por la vía del amor, y es que con su pareja viven juntas y con su familia hace tres años.
«Recibir amor de una persona es una cosa, pero recibirlo y darlo de tres es una cosa exquisita», enfatizó.
Durante la conversación, Pons resaltó que buena parte de su concepto de familia viene de otra forma de lazo que no se adapta al estándar de dos padres e hijos que siempre nos enseñan. «Vengo de una familia divorciada, en la que adopté a mi padrastro a los seis años, y a él le agradezco este aprendizaje: que las familias no son sólo por sangre. Es compartir los mismos valores bajo el mismo techo».
Los tres coincidieron en la necesidad de reconocer – tanto social como formalmente – la existencia de familias que no se conforman a la norma y protegerlas.
«Lo que no se nombra termina por no existir», explica Rodríguez, «Y al legislar en contra de nuestras formas diversas de familia [hace referencia a la iniciativa de ley 5272], nos ponen en riesgo y a nuestros hijos e hijas también». Mientras tanto Meneses insiste en los riesgos que pueden enfrentar en situaciones que requieran de un reconocimiento estatal: «Para el Estado no existimos. Y no tenemos hijos, pero me da pavor que un día ocurra algo y no tendremos el asidero legal para ser reconocidos como familia», haciendo referencia a posibles accidentes de salud, o en casos donde se requiera a un familiar cercano para tomar decisiones relevantes sobre la otra persona.
Discutieron también sobre la forma de criar a sus hijos y establecer ese ambiente conducente a su desarrollo. En el caso de Jackelin y Jimena, sus familias han enfrentado situaciones en las que encuentran espacios seguros – entre amigos, vecinos, clientes, y círculos de conocidos –, pero también existe temor ante una eventual forma de rechazo que tenga un impacto negativo en los niños.
Abordaron brevemente la duda que tienen muchos ante el asunto de la adopción entre parejas del mismo sexo, sobre si la orientación sexual de los padres tiene un impacto en los hijos. Jimena Pons atajó la pregunta: «La orientación sexual no se transmite por el ejemplo. Lo que sí se transmite así es el modelo de respeto y amor. Y yo espero que sea eso lo que aprendan de nosotros los enanos».
Fotografía: Tessa Márnica.