Visibles parte de la premisa de que es necesario para las personas LGBTIQ encontrarse y discutir temas que son de su interés, conocerse y tejer relaciones fuertes que permitan hacer frente a los desafíos que enfrenta de forma pública y privada.
Cuando se organizó el primer «Pieles» – un espacio para debatir ideas que nos afectan directamente como personas y que atraviesan nuestros cuerpos –, así como cuando inauguramos el primer club de lectura de libros sobre diversidad en el país, «Hablo por mi diferencia», la convocatoria superó nuestras expectativas.
Dar un espacio para que quien no ha podido expresarse libremente es poderoso. Y puede llegar a ser liberador, por lo que Visibles ha cuidado ambos proyectos para asegurar que cubran la mayor cantidad de temas de interés a la comunidad.
Durante todo 2018, «Pieles» fue el espacio para que las y los guatemaltecos pudieran reunirse a escuchar y aprender desde la base de las experiencias personales de la propia comunidad. En alianza con el Centro de Cultura de España (CCE), Visibles organizó una serie de conversatorios con el objetivo de tocar los temas que atraviesan nuestras pieles, nuestros cuerpos, y que no siempre están en la discusión pública.
Dentro de este espacio sostuvimos discusiones sobre qué significa ser trans y habitar los cuerpos en que vivimos, sobre la sexualidad y las prácticas sexuales de la comunidad LGBTIQ y sobre cómo se crea la idea de la diferencia y la otredad, por ejemplo. Los debates han estado siempre centrados en la forma en que lo privado y lo íntimo –esas experiencias que, incluso sin ser articuladas de forma explícita, marcan la personalidad y trayectoria de una persona– se intersectan con la mirada social, de nuestros pares, familias, comunidades y el país en general.
Con un auditorio a su máxima capacidad (160 personas) desde nuestro primer «Pieles» nos hemos dedicado a mantener mensualmente espacios para el diálogo y el entendimiento colectivo.
Pieles también exploró la forma en la que familias diversas se han conformado en Guatemala, sus experiencias, lecciones y dificultades, así como la forma en la que han podido crear redes de protección y amor entre sus miembros. En un evento posterior, se examinó el amor y sexo como lo viven las personas trans. En este espacio se subrayó que el amor y la sexualidad no pueden reducirse al género de la persona, y que mucho menos debe reducirse a la genitalidad y al acto sexual. Romper con esta idea tan enraizada en nuestra sociedad genera dificultades, sorpresa, o incluso confusión entre quienes no se la han cuestionado, pero es una oportunidad que se presenta a las personas trans desde que cuestionan su identidad de género y la forma en que ésta se construye socialmente.
Abordamos el concepto del amor romántico y la diversidad de formas de amar que se abren cuando se cuestiona este paradigma. Y se contó con un panel de artistas que exploraron la temática de la diversidad y la forma en la que éste se entrecruza con otras vivencias en su arte.
En 2019, el espacio de «Pieles» se convirtió en «Voces», al incorporar temáticas más diversas y que potenciaban una dimensión claramente más social, sobre la forma en que construimos nuestra identidad, nuestras relaciones como parte comunidad LGBTIQ, y cómo nos proyectamos al resto del mundo.
Voces fue un esfuerzo por poner algunos temas difíciles de abordar, incluso para la comunidad LGBTIQ misma, tales como el desafío que implica salir del closet, un paso que empieza con una primera decisión, pero que todavía requiere que las personas se hagan visibles como parte de la comunidad LGBTIQ en un sinfín de ocasiones y con distintos retos particulares.
Voces también abordó la persistencia de las terapias de conversión, un conjunto de intervenciones que pretenden cambiar la orientación sexual o identidad de género de las personas, y que no sólo no logran su cometido, sino que imponen un alto costo físico y psicológico a quienes se les aplican.
Los espacios de Voces se proyectaron hacia afuera de la comunidad LGBTIQ, compartiendo ideas y aprendizajes sobre cómo familiares y amigos aprendieron a ser aliados y aliadas, pero también voltearon la mirada hacia adentro, explorando la forma en la que sus miembros replican, en ocasiones, patrones machistas de comportamiento, o cómo la diversidad también está marcada por la desigualdad socioeconómica, y la forma en la que esto impacta en sus miembros y en sus relaciones.
Con Voces también pudimos explorar algunas identidades que son invisibilizadas dentro de la propia comunidad, con un evento que exploró la complejidad de la bisexualidad y pansexualidad, así como uno dedicado a la asexualidad.
El amor, los dolores del crecimiento, la política, la esperanza y los miedos son aspectos de la vida humana que atravesamos todos y todas. «Hablo por mi diferencia» es un paseo por las historias de personas de la diversidad sexual y de género, a través de la literatura y el ensayo.
El club de lectura fue una iniciativa de Visibles con apoyo de Librería Sophos, que reúne mensualmente a lectores y lectoras que discutieron textos de diversos autores.
El primer año, 2018, el club comentó «Paris-Austerlitz» de Rafael Chirbes, «No ficción» de Alberto Fuguet, «Antes que anochezca» de Reinaldo Arenas, «Orlando» de Virginia Woolf, y «Middlesex» de Jeffrey Eugenides.
En 2019, el espacio discutió «Tengo que morir todas las noches» de Guillermo Osorno, «El muchacho persa» de Mary Renault, «Confesiones de una máscara» de Yukio Mishima, «La chica danesa» de David Ebershoff y «El beso de la mujer araña» de Manuel Puig.
Sesiones extraordinarias del club permitieron convertir el diálogo en una especie de cine foro, con discusiones sobre: «Girl», de Lukas Dhont, la historia de una chica trans que persigue una carrera como bailarina; un episodio de la serie Bojack Horseman que pone el foco sobre la asexualidad de uno de sus personajes, y la versión cinematográfica de «La chica danesa».
Visibles coordina columnas de opinión en la que integrantes de la organización y otras plumas invitadas explican, debaten y defienden posturas sobre temas que les interesan y afectan a las personas LGBTIQ de Guatemala.