Crear comunidad: la apuesta por la inclusión LGBTIQ

Por Luis Barrueto y Gabriell Duarte

Fortalecer comunidad es la apuesta de Visibles para una Guatemala inclusiva y libre. El camino es largo, porque estamos más habituados a derribar puentes que a construirlos, pero el movimiento sigue en construcción y fortaleciéndose.

Solemos hacer referencia a la idea de «salir del clóset» como el momento concreto en que una persona asume su orientación sexual o identidad de género y lo revela a las personas en su círculo. Pero no se trata realmente de un evento único en la vida.

Para las personas LGBTIQ es algo que ocurre constantemente y que puede que nunca deje de suceder. Es un proceso de aceptación de la propia identidad, que varía para cada persona. Muchas veces, condicionado por su entorno.

No todos tienen la fortuna de ser aceptados en su círculo de familiares, amigos, en sus comunidades o lugares de trabajo. Y así como para muchos la elección de asumir públicamente su identidad es una oportunidad de vivir en coherencia con su propia personalidad y reconocer su valor propio, para la gran mayoría todavía representa una etapa de exclusión y discriminación.

Construir comunidad

Cuando el grupo de personas que conformamos y construimos lo que hoy es Visibles, lo hicimos porque nos parecía importante que las personas de la diversidad converjan. Que existan más espacios seguros para convivir y relacionarnos plenamente como personas LGBTIQ en Guatemala.

Esto es lo que une a cada una de las personas que nos sumamos al movimiento, a pesar que cada quien tiene sus propias vivencias y experiencias. Su propia ideología, creencia religiosa o espiritual, identidad, orientación sexual y visiones sobre prácticamente cualquier tema.

Poco más de un año después, hemos aprendido sobre lo difícil que es buscar consensos a lo interno y mover a la acción a quienes por mucho tiempo nos habíamos acostumbrado a vivir en el silencio y sin pronunciarse sobre el rechazo que  muchas personas todavía enfrentan por ser quien son.

También hemos aprendido lo difícil que resulta construir comunidad. No sabemos poner a un lado nuestras diferencias y apoyar las causas y necesidades. Incluso entre quienes son más cercanos y enfrentan formas de opresión similares. Estamos más acostumbrados a derribar puentes que a tenderlos.

Además, no todas las personas LGBTIQ han tenido la oportunidad de explorar a fondo las ideas y prácticas que nos marcan, replicando a veces conductas negativas como el racismo, el clasismo, el machismo y otras formas de exclusión.

Una apuesta de largo plazo

Quienes tuvimos oportunidad de acceder a educación y tenemos un trabajo digno, debemos aprender a reconocer que esta situación es un privilegio en Guatemala. Que eso nos permite movernos con cierta libertad en los distintos aspectos y ámbitos de la vida..

Y en ocasiones, ha quedado claro  que nuestra sensibilidad no está atravesada por estas otras experiencias crudas de violencia o exclusión. Pero realmente no tenemos que haber vivido cosas malas para sentir empatía o actuar en defensa de otros. Lo que sí debemos entender es nuestro sesgo –a causa de los privilegios que poseemos– y empujar la causa a sus consecuencias más amplias y reparadoras.

Es por ello que desde el movimiento hemos estado siempre abiertos a la crítica interna y de quienes nos observan desde afuera. Nos sentimos parte de una organización que está en construcción. Pretendemos crecer mucho más y trascender a acciones más concretas en lo político y social. El camino es largo, pero confiamos que aprender a construir comunidad y aprender a hacer las transformaciones que consideramos necesarias es parte de un necesario y sano proceso de cambio en el país.

Publicado originalmente en Nómada el 30 de noviembre de 2018.

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