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Dejemos de invisibilizar la bisexualidad – Todos saldríamos ganando

La bisexualidad ha estado presente a través de toda la historia de la humanidad. Pero incluso hoy en día se invisibiliza a las personas que no encajan en nociones binarias y limitadas sobre la sexualidad y el deseo. Entenderlas mejor nos ayudaría a todos a vivir con mayor plenitud.

Por Marisa Batres
La bisexualidad –la capacidad de una persona de sentirse atraída por personas, sin importar su género–, ha estado presente en todos los momentos de la historia, como práctica. Grandes personajes de la historia –como Alejandro Magno, Julio César, María Antonieta, Oscar Wilde y Simone de Beavoir– tuvieron amantes de ambos sexos. Y aunque no siempre lo asumen como parte de sus identidades, celebridades modernas –como Kristen Stewart, Madonna y Mick Jagger– han vivido una sexualidad que no se limita a parejas del sexo opuesto.
Esto no quiere decir que todas esas personas se identifican como bisexuales. Pero su mera existencia contrasta con la incapacidad de muchos, todavía hoy en día, de entender que una persona pueda sentirse atraída a personas de ambos sexos. Quienes se identifican como bisexuales tienen que explicar todo el tiempo que no están confundidas o confundidos, y que de verdad sienten atracción por hombres y mujeres, al contrario de la creencia popular de que la bisexualidad es una “fase”, que se experimenta antes de optar decididamente por ser hetero u homosexuales.

¿Qué es ser bisexual?

La bisexualidad suele entenderse como un punto medio en un espectro que va de la atracción heterosexual (por personas del sexo opuesto) y homosexual (por personas del mismo sexo). Pero para entender mejor el concepto es importante, como sugiere la profesora Marjorie Garber, descartar el modelo binario y tratar de empezar por la categoría más amplia: la sexualidad.
La sexualidad es parte del ser de las personas, consiste en los múltiples afectos, emociones y apegos que permiten descubrir la mejor forma de vivir y de relacionarse con los demás, desde el nacimiento hasta la muerte. La sexualidad es más desordenada e impredecible de lo que estamos acostumbrados a pensar. En nuestro afán por categorizar y compartimentalizar toda la experiencia humana, aplicamos categorías muy rígidas, que descuentan los matices y la complejidad de un aspecto tan equívoco como el deseo y el erotismo.
Y en este sentido, las personas bisexuales pueden ser consideradas radicales: Les atrae la persona, independientemente de su sexo y del género que viva y exprese. En vez de prestar demasiada atención a estas categorías, están dispuestas a experimentar y dejar que las personas puedan cambiarles la vida.

Más allá del sexo

Cada uno vive su sexualidad como mejor le acomode a su forma de pensar.
La orientación, de hecho, es sólo un elemento de tantos otros que no estamos acostumbrados a discutir abiertamente. Y más allá de que las personas bisexuales se sientan atraídas por hombres o mujeres, es importante resaltar que cada una tiene sus gustos y preferencias. Algunas entablan relaciones estables y exclusivas, mientras que otras eligen un mayor grado de apertura y experimentación. La experiencia de estar con un hombre o con una mujer, resulta siendo situaciones sumamente distintas, en una sociedad que nos ha enseñado a pensar en roles de género fuertemente estrictos y que muchas personas han internalizado.
Entender la bisexualidad como esa apuesta por vivir una sexualidad plena es crucial para que se pueda respetar a quienes han decidido vivir como tales. Pero también es un punto de partida para que cualquiera, independientemente de su orientación sexual, pueda vivir con mayor plenitud.
Si en algo puede aportar la experiencia de las personas bisexuales al resto de la sociedad, es que en la sexualidad nada está dado. Nos toca aprender y desaprender, y en este proceso hacemos mejor siguiendo nuestro corazón y razón, que escuchando a las críticas y alimentando mitos.
Publicado originalmente en Nómada el 9 de junio de 2018.
Foto de portada: Desfile de la Diversidad 2015, San Francisco, Estados Unidos. Flickr/Thomas Hawk

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